Por Roxana Rodríguez Ortiz*
Cuando fui coordinadora del colegio más numeroso en la universidad donde trabajo desde hace más de 15 años, el primer reto que me propuse fue eficientizar la gestión académica, considerando las circunstancias a las que me enfrentaba: más de 500 profesores de contrato fijo, entre 150-300 profesores de asignatura a contratar cada semestre, miles de cursos por organizar para la oferta académica de cada semestre en cinco planteles, un presupuesto limitado y más limitado aún el equipo encargado de hacer que el colegio funcionara (siete personas en total, incluyéndome).
Afortunadamente, después de dos años que dura el puesto de representación como coordinadora de colegio, el resultado fue bastante satisfactorio, especialmente porque siempre consideré que era una labor colectiva y que nunca debía perder de vista la calidad de vida de las siete personas responsables (cada una en su área) de la gestión académica.
Metas alcanzadas
La propuesta de trabajo y el diagnóstico del Colegio que presenté como candidata a Coordinadora del Colegio consistió en una planeación incluyente, transversal y transdisciplinar, para su realización elaboré la Agenda Estratégica Académico-Administrativa del CHyCS 2013-2015, cuyo objetivo principal fue dar proyección administrativa y académica al Colegio. Dicha agenda estuvo sustentada en cinco objetivos y cada uno contaba con distintas metas. Estos fueron los objetivos (septiembre 2013):
Objetivo 1. Orientar la planeación académica y la presupuestaria con visión de mediano y largo plazo.
Objetivo 2. Establecer y afinar criterios de operatividad académica y administrativa del Colegio.
Objetivo 3. Incidir en la elaboración y redacción de la normatividad académica.
Objetivo 4. Fortalecer los grupos de investigación.
Objetivo 5. Proponer y ejecutar una titulación eficiente.
Roxana Rodríguez Ortiz. Informe final como responsable de la Coordinación del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la UACM. Véase en: https://roxanarodriguezortiz.com/2015/10/21/informe-final-como-responsable-de-la-coordinacion-del-colegio-de-humanidades-y-ciencias-sociales-de-la-uacm/
En función de lo anterior, uno de mis principales objetivos fue justamente realizar la planeación de acuerdo al plan de carrera del personal docente y del personal administrativo. Una propuesta que volví a realizar años más tarde cuando diseñé el proyecto para presentarme como candidata a rectora en la misma universidad, el cual consistió, entre otros, en ofrecer la posibilidad de que cada coordinación de la universidad pudiera decidir sobre el plan de carrera de cada una de sus integrantes.
Eje: Autoevaluación-Promoción-Rotación
Bajo este mismo esquema de autoevaluación, aplicable también para el sector administrativo, propongo, una vez elaborado el perfil de puestos y los lineamientos del catálogo de puestos, un sistema de promoción-rotación que permita la elección democrática (y no por el rector) de quienes ocuparán los cargos de coordinación, similar al que se da en los colegios: un puesto de representación, que consiste en la elección del candidato idóneo por un tiempo determinado. En el caso de las coordinaciones administrativas la representación será determinada por los mismos integrantes de cada área y en la convocatoria pueden participar administrativos y profesores. Es decir, hasta ahora los administrativos solo conocen un esquema de promoción, ¿pero qué hacemos con quienes no están interesados en la práctica docente como tal, no hay opciones de promoción, y solo queda la salida clientelar, como ha sucedido hasta ahora? Esta propuesta coadyuva con una mejora del clima laboral en las áreas administrativas pues democratiza las decisiones, favorece la integración y comunicación entre áreas y evita la fuga de cerebros a la academia.
Roxana Rodríguez Ortiz. Proyecto estratégico de desarrollo para la UACM 2018-2022. Véase en: https://roxanarodriguezortiz.com/2018/05/02/proyecto-estrategico-de-desarrollo-para-la-uacm-2018-2022/
Finalmente no obtuve los votos necesarios para ocupar el cargo de rectora y desde entonces me quedó el gusanito de cómo fusionar la filosofía (a lo que me he dedicado los últimos veinte años) con la administración de empresas (lo que estudié en la licenciatura), hasta que hace unos meses me decidí por proponer la ética empresarial como parte de ese eslabón entre mis dos ocupaciones profesionales y hacer de la teoría filosófica el puente de la práctica empresarial poniendo siempre en el centro de las decisiones el bienestar de las personas.
Los últimos meses me he dedicado a escuchar cantidad de podcasts de todo tipo, a recuperar lecturas que había hecho cuando era estudiante universitaria, a entrevistarme con gente, a diseñar I+D+E+AS, a actualizarme en algo de lo que hace treinta años decidí no iba a ser complice: la explotación propia ni ajena dentro de una empresa transnacional. Es decir, no iba a sacrificar mi tiempo libre para alimentar la vorágine de lo que empezábamos a nombrar neoliberalismo.
En retrospectiva puedo afirmar que me siento completamente satisfecha y realizada para poder aportar, desde otro lugar, lo que considero el pilar de cualquier organización: la ética. Y me da mucho gusto saber que las grandes empresas también están dejando de lado el centrarse en la utilidad per se y empiezan a innovar para que el productividad no esté condicionada ni a un horario ni a una meta de la organización ni a un lugar fijo de trabajo, sino para crear las condiciones de posibilidad para que las decisiones colectivas favorezcan el bienestar de las personas involucradas en cualquier institución.
No quiero echar las campanas al vuelo pero creo que la pandemia ha sido el paradigma y el reto por venir de muchas a las que nos preocupa e interesa la responsabilidad social como una forma de mitigar los estragos neoliberales en la población en general.
Roxana Rodríguez Ortiz es profesora de filosofía en la UACM; consultora en ética empresarial; especialista en estudios fronterizos comparados; podcastera y escritora.
I+D+E+AS 
Dejar un comentario